Legado

Joaquín Balaguer Ricardo nació en el Municipio de Navarrete, hoy Villa Bisonó, el 1ero. de septiembre de 1906. Desde muy temprana edad se advierte en el joven Balaguer su inclinación al estudio y su vocación por la literatura.

A los 15 años de edad publicó Salmos Paganos, su primer libro de poesías. En 1922 entrega Claros de Luna y en 1923 publica Tebaida Lírica. Ese mismo año, con apenas 17 años de edad, entra a laborar como redactor literario en el periódico La Información.

En 1924 se gradúa de Bachiller, y obtiene el primer premio de los Juegos Florales de La Vega por su estudio acerca de la personalidad literaria de Federico García Godoy. Ese mismo año ingresa a la Universidad de Santo Domingo, en la carrera de Derecho, como estudiante libre, mientras continuaba su trabajo como redactor en la Información, medio en el que tiempo después fue promovido a redactor general y a editorialista.

El 8 de junio de 1929 obtiene el título de Licenciado en Derecho y hace su pasantía como abogado en el bufete de Jaffet D. Hernández.

Dueño de una sólida formación académica y de una considerable cultura humanística, en 1930 fue designado Abogado del Estado ante el Tribunal de tierras de Santiago, dando inicio a su dilatada trayectoria al servicio del Estado dominicano. Veamos: Secretario de la Delegación Dominicana en Madrid, 1932-1935; Subsecretario de Estado de la Presidencia, 1936; Subsecretario de Estado de Relaciones Exteriores,1944; de Educación en dos ocasiones, 1949 y 1953; Secretario de Estado de la Presidencia, 1956; Vicepresidente de la República en 1957. Desde 1960 a 1962 ocupó la Presidencia de la República, donde le sorprenden los acontecimientos del 30 de mayo de 1961. Afrontó con ejemplar serenidad la conducción de los destinos del país, en un ambiente cargado de antagonismo y desbordadas pasiones, logrando liquidar los remanentes más emblemáticos de la tiranía y abrió las compuertas para restablecer las libertades públicas dándoles vigencia a las libertades individuales, y por ende a los Derechos Humanos, después de haber sido conculcadas por más de tres décadas en todo el territorio nacional. En 1962, el desbordamiento de las ambiciones le obligan a marcharse del país.

De nuevo en su patria alcanzó la Presidencia de la República en 1966, para iniciar la etapa más fecunda de reconstrucción nacional que se haya emprendido en toda nuestra historia republicana.

Comienzan las construcciones de acueductos, caminos vecinales, escuelas y politécnicos, presas, y complejos habitacionales, esparcidos por todo el país, obras éstas que eran construidas con dineros del Erario, producto del ahorro interno.

En el orden económico, crea la zona industrial de Herrera y otorga mediante ley, los incentivos pertinentes para el crecimiento de este importante sector.

La sustitución de las importaciones, para beneficio de los sectores productivos nacionales, fue la política del momento. Los deprimidos sectores productivos inician una carrera ascendente y la industria nativa despega en todo el país.

La reforma agraria, su obra más revolucionaria, es implementada por encima de las clases pudientes y de los terratenientes que no estaban de acuerdo con esta importantísima medida, garante del equilibrio y de la paz sociales.

Esta etapa se mantuvo en períodos sucesivos hasta 1978, cuando auspicia el doctor Balaguer en primer traspaso pacífico de mando en más de cien años.

Durante dos períodos del Partido Revolucionario Dominicano, el doctor Balaguer colabora con los gobiernos, mediante el ejercicio de una oposición constructiva y de incuestionable valor civilista.

En 1986, cuando regresa al poder, continúa el doctor Balaguer la construcción de obras, tales como presas, aeropuertos, zonas francas, autopistas, complejos habitacionales, escuelas y hospitales. En 1990 se reelige en la presidencia de la República y le corresponde a este ilustre estadista realizar las reformas económicas, como el Código Monetario y Financiero y la Reforma Tributaria, que sirvieron para que la economía dominicana creciera, en la próxima década, a un ritmo impresionante, y dar además los primeros pasos para una reforma sustancial en el área de la salud.

En 1994 gana las elecciones, pero diversas circunstancias se confabulan y se produce la controversial reforma a nuestra Carta Magna que recorta dos años al período constitucional única y exclusivamente para el presidente de la República, no así a los miembros electos del poder legislativo ni del poder municipal, y que convocaba a elecciones generales presidenciales en 1996.El doctor Balaguer aceptó esa iniquidad, demostrando, nueva vez, que para él la patria es deber y sacrificio, tal y como la concebía José Martí, y traspasó el mando al ganador de la segunda vuelta de las elecciones de 1996.

De nuevo en la oposición, se convierte en el oráculo de la conciencia nacional y se le consultaba como a una enciclopedia viviente, cada vez que se requería del juicio oportuno y sincero, con el fin de encontrar soluciones convenientes para la marcha de la democracia y la concordia nacionales. Su sabiduría y su prudencia las compartía con generosidad y desprendimiento con todos aquellos que se le acercaban para consultarle en momentos de difíciles decisiones.

Hablar de la obra de Joaquín Balaguer como gobernante sería una faena interminable, pues no hay ningún aspecto de las necesidades nacionales que no recibieran la atención del estadista creador, desde el más apartado rincón de la geografía nacional hasta la ciudad capital de la República. Asimismo, la obra literaria, iniciada en la adolescencia, abarca desde el soneto constreñido en la rima, pasando por el poema de factura elegíaca y heroica, hasta llegar al ensayo biográfico, la monografía histórica, el discurso apologético, el erudito estudio de la prosodia castellana y el vicio prosódico de los poetas hispanoamericanos. En fin, cultivó y dejó señales de su talento en la más diversa y compleja producción literaria que haya podido abarcar un escritor en lengua castellana, con las responsabilidades políticas que desde 1930 debió afrontar el doctor Joaquín Balaguer, incluyendo la presidencia de la República en siete ocasiones, a través de las cuales fue el pilar más sólido con que contó el sistema democrático dominicano.

El 14 de julio del año 2002 se produce el fallecimiento del doctor Joaquín Balaguer, y con él bajó a la tumba el ciudadano que mayor incidencia tuvo en la vida política del país, gracias a sus excepcionales cualidades como estadista y pensador, para quien no tuvo secretos las peculiaridades sicológicas y sociales del pueblo dominicano.